El cielo puso a los pies de L. y M. todo su poder para que tuvieran una celebración inolvidable.
Al ser una boda en otoño y de tarde todo se celebró en el interior y aquí brillaron también las invitadas con sus vestidos y complementos para el frio.
L y M. apostaron por lo clásico tanto para la ceremonia civil como para el banquete, pero sin olvidar que las mesas que iban a inaugurar sus invitados iban a tener un dominador común: Juegos de cartas.
No fue una boda muy grande y eso le preocupaba a los novios, pero entre los elementos decorativos: candelabros, peanas con flores, minutas , meseros , minutas, notas de agradecimiento…y el calor de los que allí estaban reafirmo que lo cásico siempre es un acierto.
Para el aperitivo se huyo de las típicas mesas y se resalto el mismo visualmente dándole forma a cada uno de los rincones del salón que esperaba la llegada de los novios.
Con ilusión y alegría hicieron su entrada L. y M. que no descartaron ningún ¡qué se besen! ¡que se besen!, estaban inmensamente felices y con ganas de ver disfrutar a toda su gente , para ellos eso ha sido el mejor regalo .
Antes de marcharme subí a la suite para dejarle unas cosas y ¡la verdad! daban ganas de quedarse porque tienen unas instalaciones ideales. Seguro que alguno de los invitados hospedados aún se dio un chapuzón en la piscina interior climatizada antes de irse a dormir.
Anunciarle que vais de parte de Marilé eventos