El primer contacto que tuve con J. Criss fue el 1987 cuando realizó mi reportaje de bodas, fotos que después de tantos años siguen siendo actuales. Ese álbum de piel de avestruz gris sale muchas veces del armario del salón para revivir a través de esas instantáneas ese día tan bonito.
Cuando decidí que Marilé eventos sería mi trabajo, nos encontramos y comenzamos a hablar. Desinteresadamente me ayudo mucho, mucho haciéndome cosas para mis publicidades, aunque en este punto tenemos una asignatura pendiente una foto mía y eso no es culpa suya es mía toda.
Bien; cuando comenzaron a salirme trabajos necesitaba a un proveedor de confianza y acudí a él. Los clientes quedaban encantados con el trato y con su trabajo con lo cual mi satisfacción era cada vez más grande.
Ahora que entiendo un poco más de fotografía y costes de los reportajes me tengo que sacar el sombrero ante este maestro que sigue siendo tan humilde como el primer día que lo conocí en 1987 ¡caramba! El siglo pasado ¡qué fuerte!
Y hoy también quiero nombrarlo calificándolo como un fotógrafo con TALENTO que hace fotografías sensacionales, un buen observador que tiene una postura personal ante lo que ve. Se expresa a través de la fotografía, como a través de cualquier idioma o lenguaje.
“Capturando las mejores escenas tomadas por ti veo que reflejan quien eres, y como ves el mundo, y me gusta”
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