Boda con mucho glamour en el principado monegasco

LA BODA
La boda religiosa se llevó a cabo al aire libre, en el patio de honor y en los jardines del palacio. El patio de honor se convirtió de manera excepcional en una iglesia «al aire libre», con mobiliario de la capilla de Palacio, sillas dispuestas en semicírculo frente a la imponente escalera de mármol de Carrara, y una cubierta desplegada para hacerle a los asistentes más soportable el calor.
El gran Patio de Honor estaba engalanado con una alfombra roja del diseñador Kamyar Moghadam.
La ceremonia comenzó puntualmente, a las 17:00h, a esa hora hacía entrada el príncipe Alberto, luciendo el uniforme militar de gala, de color blanco. Un minuto más tarde, lo hacía Charlene del brazo de su padre, Michael Kenneth Wittstock.
Seis niñas vestidas con trajes tradicionales representando a cada uno de los barrios de Mónaco compusieron el cortejo de la novia.
A las 17.30 (hora de Mónaco) se dieron el necesario «Oui, je veux» (Sí, acepto) para sellar la bendición matrimonial mientras las campanas de las iglesias del principado de Mónaco anunciaban a la población que ya tienen nueva princesa.
Tras la ceremonia católica hubo una cena con platos preparados por el chef Alain Ducasse, que combinó sabores monegascos y sudafricanos, en honor a los flamantes recién casados. Los tres días de festejos terminarán con un espectáculo de fuegos artificiales.

EL TRAJE
El traje de la princesa, ajustado al cuerpo y con escote barco, está realizado en satén blanco, con una larga cola, bordados florales y decoraciones también en nácar de color blanco y oro, y según Palacio, del mismo modisto italiano fue también el traje que lució esta noche en la cena oficial.
La desde ayer Charlene de Mónaco llevaba entre sus manos un ramo confeccionado también por Armani y realizado por el Garden Club de Mónaco con orquídeas y con proteas rosas, la flor nacional de su país de adopción, Sudáfrica.
Pero, si hay algo que no podemos dejar de hacer las mujeres al presenciar cualquier casamiento (sea una boda real o no), es comentar sobre el vestido de la novia. Que era divino, que era insulso, que no la favorecía, que le resaltaba las facciones… y todas las variantes que se puedan imaginar ¿Queréis saber lo que realmente opino sobre el look de Charlene Wittstock para su boda con el príncipe Alberto de Mónaco ?
El vestido de Charlene, era muy elegante, ideal para una boda tan relevante. Evidentemente, con la elección de este traje de novia se quiso conmemorar el glamour de esta casa real.
Ella es una mujer muy linda, exquisita, de una belleza sofisticada. Sin embargo, para mi gusto sus hombros estaban demasiado expuestos, le hubiera quedado mejor un escote con cuello en U. El escote que tenía es ideal para alguien que no tiene muchos hombros, pero Armani es un modisto excelente, así que lo habrá pensado muy bien.
El maquillaje en tonos pastel de terminación satinada estaba muy bien, era fresco y veraniego.
Me encantó la limpieza del estilismo de Charlene, que tenía pocos accesorios, solo un tocado realizado con piedras y hojas de metal estilo art nouveau.
El ramo, compuesto por un bouquet de flores blancas, también era muy adecuado ya que tenía algo de caída y acompañaba muy bien al vestido, quedaba muy armónico».

MI OPINION
Pero en general me ha parecido una boda muy “coregrafiada”, creo que le faltaba emotividad y espontaneidad a todo el mundo, especialmente a los novios. No dudo que una boda así necesariamente ha de estar muy preparada y no se deja nada a la improvisación, pero la novia tenía a veces una expresión de angustia en la cara que en mi opinión era de pura tensión nerviosa. Yo estoy acostumbrada a ver otras novias que llevan como base de maquillaje la mayor expresión de felicidad.