Para la boda de A & F alquilamos una casa gallega con apariencia de pazo, pues querían absoluta intimidad y sentirse como si estuvieran en su propia casa.
Al ser una boda familiar y coincidir con la noche de San Juan, he de hacer una mención especial a la artífice de hacer realidad la decoración, Magnolia Concept, que como siempre logró que la ambientación fuera del agrado de los novios, sobre todo el punto con las luces de verbena y las lonas imitando velas.
La ceremonia civil comenzó con bastante retraso debido a que el novio, que iba a vestirse en dicha casa, se olvidó el traje en el hotel en el que estaba hospedado y mientras fueron a buscárselo se perdió mucho tiempo.
Aunque doy fe de que a A y a F y a sus invitados no les importó y de que su felicidad no se resintió ni por un instante al realizar unos cambios muy acertados, las caipiriñas, que estaban reservadas para después del baile, se sirvieron mientras no llegaba el ansiado traje.
Al cabo de hora y media los novios leían sus votos matrimoniales ante una de nuestras oficiantes de ceremonias civiles entre pícaras miradas y cómplices sonrisas.
Finalizado el acto continuaron con su alegría mientras saboreaban el aperitivo y realizaban algunas fotos fuera del timing que teníamos programado.
Como véis nuestro equipo está preparado para solventar cualquier improvisación, sobre todo cuando los invitados se hallan tan cómodos y relajados como en esta ocasión.
Ha sido una boda fantástica. Gracias, A & F, por confiar en nuestro trabajo y ¡buen viaje!.
¡Hay que ver lo que hace un traje!