Todo comenzó con la organización de una pequeña celebración familiar, pero finalmente acabó con un gran acontecimiento por todo lo alto en A Coruña.
Ideas y detalles que iban enamorando a T. fueron convirtiendo sus bodas de plata en una celebración en la que no faltó detalle.
T., mujer perfeccionista donde las haya, se ha dejado aconsejar por lo que le proponíamos para encajarlo con lo que ya tenía previamente pensado. Y el resultado fue perfecto ya que algunos cambios que considerábamos convenientes los aceptaron ambos con la naturalidad que los caracteriza.
La voz en directo con canciones muy significativas para la pareja, cuyas letras los invitados siguieron en los libretos realizados especialmente para la ceremonia civil, fue todo un lujo, pues los intérpretes, además de ser unos verdaderos artistas , hicieron que vibrara de emoción el salón entero.
Tras la ceremonia civil todos pasaron a tomar el aperitivo a otra estancia del Hotel Meliá María Pita en donde los brindis y felicitaciones se alternaban con las fotografías que la pareja realizaba con sus invitados.
Tras la cena, la apertura del baile se convirtió en un momento único en el que tanto el arte del guitarrista como la voz del vocalista, amigos tan especiales de la pareja, interpretaron lo que para ésta era un tema que no podía faltar en tan feliz momento.
A continuación se siguió amenizando la fiesta con una exquisita selección musical que provocó que los pies de los más animados se desplazaran como en volandas. Mientras las ocurrencias de algunos invitados recordaban que estos 25 años de casados, más 5 de noviazgo , como bien apuntaba L. en más de una ocasión, no habían hecho más que reforzar esta historia de amor con el cariño, la confianza, el respeto y la complicidad entre la pareja.
Guapos, elegantes, seguros, T. & L. hicieron el paseíllo nupcial, como 25 años atrás, para ratificar que fue la mejor decisión que tomaron en su vida: unirse para siempre.