El vertiginoso día de la boda siempre es muy agotador, mostramos esta imagen como muestra gráfica. ¡Pobre novia!. Observadlo a él ¿ ¿ Pero qué hace cruzado de brazos el novio que todas anhelamos tener ?
Vuestra realidad es semejante puesto que todo lo que pasa el día de la boda es de “película”, tenéis a vuestro lado al hombre que siempre habéis soñado y no precisamente con los brazos cruzados.
¡Bien!, pues ahora vamos a decir, alto y claro, cómo verdaderamente os gustaría que os tratase, pues para ello habéis invertido un dineral en todo aquello que hay detrás de ese maravilloso vestido, el cual, a esas horas, ya está más que amortizado.
Os encontráis con vuestro marido, recién estrenado, y qué mejor ocasión que esa para disfrutar de unos momentos de descanso que os permitan relajaros, ausentes de todos, con tranquilad, para luego continuar con lo de siempre, conservando el viejo glamour de Hollywood, como podemos observar en la foto.
¿Qué mujer no aspira a que cuando llega a la habitación del hotel sea recibida por una aureola de romanticismo, sensualidad y pasión incontenida, acompañada de una buena botella de champán; que la arrastren a alcanzar los más altos umbrales de la luna, o de las estrellas, al hacerle el amor; que la sumerjan en una bañera de agua templada con olor a flores, y aromas exóticos de múltiples velas, para terminar y con un relajante y reparador sueño, que os permita volver a encontraros, mirándoos a los ojos, cuando el alba os despierte, y podáis sentir de nuevo que sois uno, en tanto que alguien os agasaja con un precioso ramo de flores mientras celebráis el primer día de casados delante de un delicioso desayuno?
Aunque nos hallemos en el siglo XXI , las mujeres románticas ( entre las que me incluyo), tenemos que reivindicar instantes como este siempre pero más que nunca la noche de bodas.
Por mucho que ya os hayáis visto en situaciones semejantes, por muchos viajes románticos que hayáis disfrutado, la noche de bodas y el viaje de novios son únicos e irrepetibles.
Si vuestra pareja siente del mismo modo, ¡enhorabuena! Y si no, imprimirlo para recordarle que lo amáis, pero que también suspiráis por las secuencias que os acabo de relatar.
Imágenen de Norman Jean Roy