La elección del lugar donde se realizó la ceremonia religiosa fue inmejorable. La iglesia de San Martín de Noia engalanada de flores en el altar y con una alfombra roja hasta el punto en donde se detuvo el coche nupcial ofrecía una visión elegante y exclusiva digna de una boda palaciega.
La entrada del novio con la madrina y los testigos mientras sonaba la música fue muy bonita, pero la de la novia – con su distinguido porte – del brazo de su padrino convirtió ese momento en algo muy especial.
La majestuosidad del lugar y la soltura con que A.B. & J. caminaban hacia la salida del templo una vez convertidos en marido y mujer, sugería comentarios entre familiares e invitados como: “parece una boda de la realeza”.
Mientras los aplausos se unían a la lluvia de pétalos los novios recibían las primeras felicitaciones. El momento de la iglesia fue verdaderamente espectacular.
Concluida la primera parte de la celebración, todos pusimos rumbo a Santiago de Compostela para comenzar el festejo.
Después de un exquisito banquete, llego la hora de una magnifica sorpresa, incluso desconocida para los propios novios , en el momento de los postres con una bonita canción de fondo, esto fue el punto de partida para otras sorpresas, que si se sospechaban, pues hubo secretos difíciles de esconder. A continuación tuvo lugar el baile mientras iban saboreando unas deliciosas y refrescantes bebidas preparadas especialmente para la ocasión.
Finalizada la velada todos se marcharon con una sensación de gran satisfacción , esa que A.B. y J. pretendían transmitir desde un principio: Una boda sencilla en dos ambientes maravillosos, cuidando al detalle la esencia de cada momento de la celebración.
Belleza, estilo y frescura eran sus objetivos y después de las primeras impresiones tras hablar con ellos, lo hemos conseguido. Gracias a los proveedores y ¡cómo no! a la novia que se implicó mucho.