Llega el día de la boda y con él ¡al fin! vestirse el vestido de novia, pero la tarea de ponérselo no es fácil.
Una vez que estáis peinadas y maquilladas hay que vestirse sin prisas, pero con tiempo suficiente para no llegar tarde.
Ponerse el vestido es todo un ritual. Se necesitan dos personas para abrirlo y cerrarlo, ya que cada vestido tiene su peculiaridad. Las manos de quienes lo manipulen deben de estar limpias de maquillaje para no manchar el vestido y las uñas no deben estar recién pintadas.
Os recomiendo que tengáis a mano una aguja de ganchillo para poder atar la botonadura del vestido por si tuviera, pues los ojales de los botones son muy estrechos y con los dedos es complicado. Mucho más si es vuestra madre, hermana o amiga la que os viste, pues estará nerviosa y los dedos les resbalaran.
Si os viste vuestra wedding planner, no tendréis problema pues tiene mucha experiencia en este menester.
Cuando os probáis el vestido en la tienda lo ponéis por arriba, pero el día de la boda recomendamos que os lo pongáis por abajo y si lo ponéis por arriba procurar que los brazos protejan el peinado.
Es un momento muy emocionante y divertido a la vez que un poco estresante, pero si os lo tomáis con calma os reiréis y divertiréis muchísimo.