¿Cuántas veces he dicho esta frase a mis novios?: “En mis bodas no llueve, a veces, caen chispitas de felicidad”. Creo que ya es una frase mítica que podía formar parte de un eslogan.
Cuando se acerca el día de la boda sigo con la misma intensidad que ellos la previsión meteorológica, os aseguro que incluso a veces más que los novios, ya que el tiempo nos marca mucho el diseño de la boda, sobre todo en Galicia. Por ello, el plan B, siempre tiene que estar presente en la organización de la boda.
En momentos que los nervios están a flor de piel, hay que dejarse guiar por los expertos: carpistas , gerente del lugar de la celebración, florista y ¡cómo no! vuestra wedding planner.
Para la boda, por ejemplo, de este sábado tuvimos que tomar decisiones unos días antes que no podían esperar a pesar de que mi frase “fetiche” seguía en pie.
Todas las predicciones prometían un día horroroso, pero el tiempo nos dejo una tregua y NO LLOVÍO.
La novia estaba muy tranquila, todo salió perfecto y el paraguas realizado para la ocasión tuvo otro cometido, el de sombrilla. Incluso muchas invitadas lo usaron para inmortalizar su espectacular look.