CUENTO 1
UNA NOVIA, GRACIOSA, VISTOSA Y GRACIOSA ♥
Filomena era la modista del pueblo. También lo fue su madre y su abuela y, aunque normalmente ya no vamos a modistas, ella era muy solicitada en el pueblo porque era buena cosiendo faldas, pantalones y vestidos elegantes, pero sobre todo era buena ideando vestidos de novia.
Además era una experta en disimular michelines y cartucheras, con lo cual todas las futuras novias recurrían a ella antes de la boda:
- ¡Ay, Filomena quiero un vestido de novia como el de la princesa Leticia!
- Yo quiero uno como el de la princesa Kate Middleton.
Y Filomena, que se había aprendido casi de memoria todos los trajes de novia de las princesas europeas, no sólo se los hacía igualitos, igualitos, sino que además los mejoraba con sus nuevas ideas y al final cada uno era el más bonito. Bueno, en el pueblo en cada boda casi se creaba más expectación por el traje que por la novia.
Cuando Filomena tenía que coser un traje de novia soñaba y suspiraba:
- ¡Si fuese el mío! Le pondría los encajes en los hombros de la princesa Kate, y el cuello de la Princesa Leticia y las plumas … Y los puntos de festón, y las flores … y la cola de … y por supuesto un lazo …
Pero claro, para casarse todas las personas necesitamos a otra persona y ella no había tenido tiempo diseñando tantos vestidos. Bueno, de vez en cuando se le averiaba su viejo escarabajo y lo llevaba al taller de Ferrucho, pero tenía siempre tanta prisa que no se había dado cuenta de que Ferrucho, ese tímido mecánico, se había enamorado locamente de Filomena.
Un día después de muchos suspiros se decidió. Cogió margaritas y las metió en un cucurucho de papel. Se puso bajo el balcón de Filomena y le dijo:
- Filomena, te amo.
Filomena lo miró y sonriendo le dijo:
- Por fin, ya me puedo casar. Corrió a su taller con montones de ideas en la cabeza y comenzó su traje de novia.
Por las tardes, Ferrucho pasaba con la moto y la invitaba a ver el atardecer en la playa o en la montaña, pero Filomena le decía que no podía, que estaba haciendo el traje de novia.
Ferrucho, contrariado, se marchaba. Y esperó, esperó… hasta que por fin llegó el día de la boda. Era a las siete de la tarde, pero desde las cuatro la capilla del pueblo estaba abarrotada porque habían ido a coger sitio la gente del pueblo: no se querían perder el vestido de la novia. Ferrucho, en le altar, elegante, con una margarita en el ojal, esperaba nervioso, imaginando a su amada entrando envuelta como en una nube blanca …
Aquello que entraba era un auténtico nubarrón de gasas y más gasas, plumachos, flores, corazones, lazos, velos y más velos… De Filomena sólo se veían unos zapatos pequeñísimos …
- Je, je … viene una tarta caminando
A Ferrucho de pronto le entró pánico: no sabía con quién se casaba. Salió corriendo, se subió en su moto y escapó.
En la iglesia dejaron de reír. Se hizo el silencio de golpe. Filomena separó aquella montaña de plumas y velos justo a tiempo para ver cómo Ferrucho arrancaba la moto y … comprendió.
En cuestión de segundos reaccionó y comenzó la persecución. Mientras Filomena corría tras la moto, se le fueron desenganchando las flores, los corazones, los lazos se caían sobre la hierba entre las flores, el tul se enganchaba entre los árboles, se pisó la falda y se la arrancó sin dudar, lanzó los zapatos por el aire para sentirse descalza, libre y poder dar alcance a Ferrucho que llegaba a la cima de la montaña.
- Perdona. Pensaba sólo en el vestido y no en ti.
- Perdona tú también. No tenía por qué asustarme. Tenía que haber pensado que, bajo toda aquella tela, estabas tú.
- ¿Volvemos? Todos nos esperan.
Volvieron en la moto.
Entraron en la capilla, cogidos de la mano, Filomena llevaba un liso y simple vestidito blanco (la enagua del traje de novia), corto, sin velo, descalza y con su larga melena revuelta. Ferrucho se paró en medio del pasillo diciéndole que era la novia más vistosa, graciosa y preciosa que había visto nunca.
Todo el pueblo coincidió en que de nuevo Filomena se había superado a sí misma.
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CUENTO 2
UNA HISTORIA MUY LINDA DE AMOR ♥
Una pareja de jóvenes estaban muy enamorados y se iban a casar. Unos meses antes de la boda, la novia tuvo un accidente y quedó con el rostro totalmente desfigurado… «No puedo casarme contigo”, le comunicó en una carta a su novio, “quedé marcada y muy fea para siempre, búscate a otra joven hermosa como tú te mereces, yo no soy digna de ti”.
A los pocos días la muchacha recibió esta respuesta de su novio: “El verdadero indigno soy yo, tengo que comunicarte que he enfermado de la vista y el médico me dijo que voy a quedar ciego… Si aún así estás dispuesta a aceptarme, yo sigo deseando casarme contigo” Y se casaron, y cuando lo hicieron, el novio estaba ya totalmente ciego.
Vivieron 20 años de amor, felicidad y comprensión, ella fue su lazarillo, se convirtió en sus ojos, en su luz, el amor los fue guiando por ese túnel de tinieblas. Un día ella enfermó gravemente y cuando agonizaba, se lamentaba por dejarlo solo entre esas tinieblas.
El día que ella murió, él abrió sus ojos ante el desconcierto de todos… “no estaba ciego” – dijo- “fingí serlo para que mi mujer no se afligiera al pensar que la veía con el rostro desfigurado, ahora mi amor descansa en ella”. Moraleja: El verdadero amor ve más allá de la belleza física, porque el verdadero amor, va con el corazón.
Vivimos en un mundo de apariencias, donde se califica a las personas según su aspecto físico, pero el verdadero amor embellece más que el más caro tratamiento de belleza; la belleza se acaba, pero el amor verdadero vive para siempre.
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